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La salud de nuestro culo

Este no es un posteo para pasivos. No importa con qué roles  o preferencias te identifiques en el sexo,  todos tenemos un culo y es b...

Este no es un posteo para pasivos.
No importa con qué roles 
o preferencias te identifiques en el sexo, 
todos tenemos un culo y es buena idea
que aprendas a cuidar el tuyo 
y también el de los demás.
Aquí te dejamos algunos consejos 
que pueden ayudarte a disfrutarlo con salud.

El condón y el dilema de Jacques Cousteau

Sabemos que estás harto de leerlo, pero continuaremos repitiéndolo: ya seas activo o receptor, el condón sigue siendo la manera más segura de evitar la transmisión de virus y enfermedades que se puede producir durante una penetración. La mucosa anal, además, es el área de mayor riesgo y exposición.

Por esto mismo es bueno que tomes conciencia de que hay situaciones que pueden atentar contra una conducta responsable. Por ejemplo, ante la propuesta de tener sexo en un jacuzzi o en una pileta es probable que al activo no le den muchas ganas de usar condón, y si aún así lo intenta, ambos descubrirán que bajo el agua la fricción con el látex no es muy placentera, lo que también contribuye a ocasionar roturas, sobre todo en temperaturas cálidas.

Sin dolor, entra y sale cualquier cosa

Si te gusta recibir, estarás de acuerdo en que el dolor es directamente proporcional al diámetro de lo que sea que te metas. Si el dolor es parte de tu placer, lo respetamos. Pero aún así conviene que tengas en cuenta que el dolor podría estar alertándote sobre heridas y lastimaduras en tu mucosa anal. En cualquier caso, te recomendamos una saludable combinación: lubricantes y relax.

Aliados incondicionales de un goce pleno, los lubricantes evitan el dolor y las lastimaduras ocasionadas por una mala fricción. Te aconsejamos usar lubricantes a base de agua, que ayudan a preservar la integridad del condón. Además, es preferible que elijas aquellos productos que no contengan “nonoxynol-9”, un espermicida que suele causar irritación.

En cuanto a la relajación, las caricias y los masajes anales previos a la penetración son muy efectivos, sobre todo para quienes gusten de jugar con dildos o consoladores. Recordá que, a diferencia de un pene real, estos juguetes mantienen constante su rigidez, por lo que suele ser más difícil su adaptación a tu anatomía. Lo mismo aplica para luego de tu orgasmo: podría ser una buena idea aguardar un poco a que te relajes para retirarlos sin dolor.

La traición de la enema

Son muchos los chicos que antes de un encuentro sexual se preocupan por evacuar y liberar la zona rectal, aplicándose enemas de venta libre en las farmacias. Sin embargo, es bueno que sepas que el uso frecuente de estos productos puede irritar el colon y, con el tiempo, terminan comprometiendo tu capacidad natural para defecar.
En realidad, la mejor forma de mantener “limpia” la zona rectal es respetar una dieta balanceada que contribuya con la salud digestiva. Para lograrlo, podés empezar por consumir más alimentos ricos en fibra, como los cereales integrales y las verduras de hoja verde, y mantenerte hidratado durante todo el día.

Hay que jugar más al doctor

No te hagas ilusiones, la salud de tu culo no te da derecho a acosar médicos y enfermeros por los pasillos de las clínicas. Sin embargo, te recomendamos que como parte de tus controles regulares incluyas una evaluación rectal, para descartar enfermedades localizadas como la gonorrea y la clamidia.

Además, si entre tus prácticas sexuales se encuentra la recepción anal, también es buen consejo que lo charles con tu profesional médico para que te recomiende ciertos cuidados y controles que pueden ayudarte a prevenir a tiempo otras enfermedades que aquí no hemos mencionado.

Buenos Aires – (SentidoG.com)