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GUARDIAAAAAAAAAA

La historia es simple y corta pero intensa Si no fuera por obra del destino, del día, de la hora, de San Gay o de quien quieran que haya ...


La historia es simple y corta pero intensa

Si no fuera por obra del destino, del día, de la hora, de San Gay o de quien quieran que haya sido obra, en estos momentos no les estaría contando esta historia, sino gritando “GUARDIAAAAA!!!!!” cuál Diego Torres en la famosa escena de la película “La Furia”.

Hoy tenía el día programado para hacer trámites por la mañana. Ya desde temprano arranqué viendo pibes en remeras, camisitas, cortos. Solcito, calorcito, calentura. Yo no sé a ustedes pero a mi, así como el invierno me la baja totalmente para hacer cosas y hasta para coger, el verano me sube la líbido a full. Ando con pilas hasta para hacer trámites, me encanta poder salir en remera, cortos y alpargatas, estar cómodo y liviano. Y caliente.

Terminé mis trámites en microcentro y me tomé  la línea D del subte para volver a casa. Antes tenía que bajar en Olleros para ir a la AFIP que queda cerca a terminar mi último trámite. No le tenía fé por que desde que habían cambiado la puerta que no lo había visto abierto de nuevo. Oh sorpresa, cuando iba saliendo, veo que la puerta estaba abierta y el picaporte roto. ¡Qué putos hijos de puta! pensé mientras me reía, cómo pude llegar a pensar que la puerta iba a durar en buen estado y cerrada por mucho tiempo. Iluso yo.

Me mandé directo. Wow, no lo podía creer, el baño estaba súper limpio. Hasta olía bien. Había un señor mayor haciendo pis y yo me acerqué al espejo a lavarme la cara. En la puertita se asomaba él. Morocho, con barbita, un cuerpo de catálogo. Los lompas medio abajo y  la pija afuera, abrió la puerta y sin dudarlo me agaché ahí nomás para chupársela.

Pija normal pero hermosa, cimétrica, sin muchas venas. Si no hubiera sido por los huevos súper peludos entraba en mi top 5 de pijas. Se la chupé un rato, cambié de posición, se la seguí chupando, cambié de posición, se la seguía chupando. Me encantaba pasarle la lengua desde los huevos con la pija para arriba hasta el medio del pecho lampiño. Tenía los músculos oblicuos marcados (tuve que googlear como se llaman esos músculos por que no tenía idea, si quieren saber cuáles son, solo pongan “oblicuos marcados” en imágenes de google y van a saber de cuales les hablo).

Abrió la puerta y había un pendejo también lindo que se acercaba tímidamente con la pija saliendo por el cierre. Súper nervioso y exitado amagaba a agarrarle la pija y yo se la ofrecía para que la chupara. Ni bien se la puso en la boca se tuvo que alejar por que parecía que alguien se acercaba. Volví a chupársela y en cuanto no escuchó ruidos intentó abrir la puerta de nuevo. El pendejo se volvio a acercar y otra vez se alejó ante la llegada de alguien. Como estaba adentro, nunca supe si la primera amenaza fue alguno que entró y salió, alguien que se asomó o qué pero la segunda amenaza fue real cuando un policía grito “SALGAN YA O VAN EN CANA”. El portador del pene que me estaba comiendo me miró con una cara de susto tremenda, agarró sus cosas y salió corriendo. Yo me quedé paralizado, totalmente inmóvil. Pasaron segundos. No había más ruido, respiré, pensé que quizás el policía los vio salir a los 2 y pensó que sólo el pendejo se la estaba chupando desde la puerta y que no había nadie más. Me acomodé y se me paró el corazón cuando escuché ruidos de que iba a trabar la puerta. Me quería matar, ahora si que terminó en cana pensé. Salí del cubículo tosiendo y el policía abrió la puerta me miró como un padre que acaba de retar a su hijo, yo sólo bajé la cabeza con un poco de verguenza y me fui con el corazón latiendo a mil por hora.

Incluso ahora mientras la escribo no puedo creer que me pasó a mi. Un bajón pero al menos salí bien librado y sin tener que pisar una comisaría, cosa que nunca hice en mi vida.

Matías Herrera