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Teteras: ascenso, vida y decadencia.

No en cualquier baño se “hace tetera”, y no cualquier baño puede llegar a ser o ha sido  “una tetera”. Cada una de ellas tiene  una ép...

No en cualquier baño se “hace tetera”,
y no cualquier baño puede llegar a ser o ha sido
 “una tetera”.
Cada una de ellas tiene
 una época de ganado prestigio
y una época de decadencia.

Todavía hoy, que el servicio de trenes se ha privatizado y la vigilancia extrema de los andenes de la estación de Belgrano R hace mermar el merodeo en torno del baño público, sobre la pared de los mingitorios sigue escrito con trazo grueso un graffiti que dice: “Lissette, ama y generala de las teteras, 1980”.

El curioso que orina en dirección a esa pared y detiene ahí la mirada supone que se trata apenas de la huella autobiográfica de un “invertido”. Uno más, piensa, de esos que pueblan desde hace siglos los relatos populares acerca de prácticas homosexuales en lugares públicos, y contra los cuales lo han prevenido desde la niñez el padre y los curas. “Ama y generala de las teteras”: he ahí un desorden de género, puesto que el autor del graffiti –sin duda un varón– se refiere a sí mismo en femenino. 

Y también un uso burlón de la nomenclatura militar, a pocas cuadras de donde vivía entonces el general de la dictadura Albano Harguindeguy. Pero el curioso se pregunta, sobre todo, qué nuevo y bizarro significado se le habrá querido dar a un término tan doméstico como “tetera”, de modo que alguien pueda llegar a convertirse en su “ama” y “generala”.

En los 70 y los 80 la vida "teteril" pasaba por las estaciones de Belgrano R y la de Vicente López ningún afecto a las teteras, que tenga hoy alrededor de los 50 ha dejado de pasar por allí para mamar o que se la mamaran. Coger en los baños reservados y hacer de "campana" por si un policía llegaba a aparecer, ya entrados en la democracia post '83 con Alfonsín en el poder el aparato represor no estaba desmantelado, pero más de uno se dejaba tirar la goma e incluso coger.

Cuenta - Cristián Ingeniero de 53 años: "Una vez me encontraba en el baño de Vicente López con un flaquito que me la estaba mamando como los dioses, cuando de golpe entra un cana que nos agarra justo, nos lleva sin hacer mucho lío -diría más con reserva- y arriba del patrullero nos dijo de todo que no teníamos que estar ahí, me preguntó si estaba casado, -me había visto la alianza- le dije que sí.
Me miró fijo y me dijo: ¿que dirá tú esposa cuando la llame? -corría el año 85, cuando llegamos a la comisaría, el flaquito que estaba conmigo -entre sollozos- me dijo que el tipo era malisimo, la comisaria lucía solitaria, pensé cosas muy feas, veníamos de la dictadura, el pibito me pidió que haga cualquier cosa que el tipo dijera que no lo contradijera que tal vez nos dejara ir. Este cana era delgado desgarbado y de mal carácter.
Todo baño público transformado,
bajo determinados códigos y condiciones,
en ámbito subterráneo de actividad sexual.
Acción ésta que, a la vez,
recibe también el nombre de tetera.

Se quedaba de guardia y cuando su compañero se fue, cambió radicalmente con nosotros, nos llevo a una celda que había, nos dijo si queríamos agua, le pedí hablar por teléfono, me dijo que a su debido tiempo y nos trajo el agua, me empezó a tocar y a ponerse cariñoso, en definitiva nos terminó pidiendo al flaquito y a mi que le chuparamos la pija entre los dos, a mi no me gustaba la idea pero debo reconocer que mi compañero hizo casi toda la tarea, después se dio vuelta para ver si se la quería poner, pero sinceramente no se me paraba. Acabó y nos dejó ir. Con el tiempo me enteré que el cana este era famoso en la zona, los días que se quedaba de guardia. En su escritorio había visto una foto familiar, calculo que con su esposa y sus hijos.

En la actualidad están haciendo estragos las estaciones de subte de Buenos Aires, algo bueno tal vez de la gestión Macri -broma aparte- la línea H se lleva todos los laureles ganando por amplia mayoría las estaciones Humberto I y Venezuela

Si se iniciara en ciertas prácticas o en ciertas amistades, aprendería que el vocablo designa, en el argot de los gays, todo baño público transformado, bajo determinados códigos y condiciones, en ámbito subterráneo de actividad sexual. Acción ésta que, a la vez, recibe también el nombre de tetera. No en cualquier baño se “hace tetera”, y no cualquier baño puede llegar a ser o ha sido “una tetera”. Cada una de ellas tiene una época de ganado prestigio y una época de decadencia.

Daniel Baños.